Llevamos décadas cuestionando el progreso y a la tecnología, llevamos décadas preguntándonos si nos aleja o nos acerca de nuestros seres queridos, si nos aísla o nos conecta.
Creemos que esta no es la cuestión verdaderamente importante. La tecnología es una herramienta que depende enteramente de aquel que la use. Nosotros nos preguntamos hasta qué punto estamos siendo inconscientes con el uso de la herramienta y hasta qué punto nos separa de nosotres mismes. No es ya la desconexión con los demás sino la incapacidad para percibirnos a nosotres mismes.
Poco a poco dejamos de entendernos hasta fusionarnos con un algoritmo que parece que se adapta a nosotres.
Pero, ¿y si es al revés? ¿Y si somos nosotres los que nos adaptamos al algoritmo?
¿Debemos adaptarnos nosotres al progreso, o debe ser al revés?
¿Dónde queda la deshumanización en un sistema que cada vez es menos dirigido por la humanidad?
Sinopsis
“Cuando el limite se disipa y las horas pasan amenas viendo una pantalla, vaciando el tiempo que no has vivido fuera de una red que te ceba con la información que deseas.
¿Dónde termino yo y empieza la máquina?
¿Cuándo se hizo mi personalidad un algoritmo?
Dependencia emocional de la conexión con una pantalla que me da lo que quiero
siempre y cuando quiera ser otro que no soy yo.”







